La especie fluvial Micropterus salmoides, denominada Black bass largemouth en sus áreas de origen, y reconocida con el nombre de Trucha por los aficionados cubanos, fue introducida en Cuba por gestiones de la Secretaría de Agricultura en 1927. Luego de su aclimatación en los embalses de la estación acuícola de Ciénaga, en la capital, se llevó a cabo un proceso de distribución por diversos acuatorios que aleatoriamente alcanzó a todo el territorio nacional (3).
Reconocido en el idioma español con el nombre de Lobina negra de boca grande, el Micropterus salmoides es un pez originario de las cuencas de los ríos Mississippi y el St. Lawrence, en Norteamérica (4). El sitio de Internet FishBase describe esta especie como un pez de la familia Centrarchidae, residente en climas subtropicales, en el rango de temperaturas de 10 a 32 º C. Su más sobresaliente característica anatómica, a la cual debe uno de sus nombres, es la extensión de su boca, que abarca hasta detrás de la línea de los ojos. El patrón general de coloración es descrito por la fuente en una gama que va del verde al oliváceo, con una banda más oscura hasta la base de la aleta caudal; con el vientre blanco lechoso o amarillo.
Según el historiador Enildo González Pérez, todavía en 1961 la repoblación de la trucha era un interés en el Centro de Recría Ictiológica y Repoblación Fluvial del Ministerio de Defensa Nacional, ubicado en el Cotorro (5). Esta especie ha mostrado una notable adaptación a las condiciones de las aguas cubanas, donde los aficionados reconocieron bien pronto sus valores. Aunque más tarde que las agujas (Istiophoridae) y el pargo criollo (Lutjanus sp.), la trucha fue asumida como especie de competencia a partir de 1969 (6).
Torneos y registros de récords de pesca mostraron un ascenso en las habilidades del deportista nacional en el aprovechamiento de este recurso natural incorporado a la ictiofauna del país.
En eventos de dos sesiones, limitados a 3 piezas por pescador por jornada, se han logrado capturas de 764 libras y seis onzas (con 15 equipos de dos pescadores: Incendio de Bayamo, 1985); una marca de 78,14 libras para un equipo (Asdrúbal Moreno y Enrique Domínguez, de Granma, en 1987) y piezas de 10 libras, récords actuales que comparten Alfredo Durán (1989) y Juan Padrón (1990) (7).
Ya en 1940 se menciona la trucha en una propuesta para incorporar la pesca deportiva a la oferta del turismo cubano (8). En 1958 se describe en un libro de enfoque turístico (9) la pesca deportiva de este centrárquido y los sitios más relevantes para realizarla. El verdadero auge turístico de la Lobina negra boquigrande sucede en Cuba a partir de la celebración del Torneo Internacional de pesca de la trucha en Laguna del Tesoro, en enero de 1978 (10).
El renacer de estos certámenes estuvo a punto de ocurrir en 1995 y 1997, cuando la revista española Solo Pesca trajo al país su evento internacional (11) Villa Clara, José Quintín Cardoso Gómez, tiene lugar en Hanabanilla el Torneo Todos Estrellas, con los campeones de la pesca de la trucha del momento y una pareja de canadienses que la entidad turística asociada logró incorporar. La oferta turística se originó en Laguna del Tesoro, ya conocida en los años de la década del 1950 (12) y fue ampliada a nuevos embalses, desde Laguna Grande, al occidente, hasta Protesta de Baraguá, en la región oriental, aunque el énfasis de la promoción parece haber estado todo el tiempo más centrado en Hanabanilla, Zaza, y La Redonda.
Tras un período de intensa explotación, que incluyen el turismo, los aficionados, el furtivismo y la pesca comercial incidental, la especie acabaría por mostrar un evidente declive. Investigaciones realizadas en el verano de 1993 por personal científico norteamericano intentaron dar respuestas a la declinación en la calidad de la pesca de la trucha que habían notado tanto biólogos como expertos en la actividad (13). El estudio, desarrollado en siete embalses, mostró tanto deficiencias en la condición de los ejemplares medidos, como en la estructura de las poblaciones.
Ya en 1998, por iniciativa de aficionados cubanos, se propusieron y aprobaron por al Comisión Consultiva Nacional del Ministerio de la Industria Pesquera las resoluciones 260 y 323, para contribuir a la conservación de la trucha, aunque su implementación práctica nunca ha sido definida.
El presente reporte no pretende ser más que evidenciar que la recogida de datos muy sencillos y el más elemental análisis estadístico pueden aportar criterios de valor, útiles indicadores para el manejo de especies y ecosistemas cuyo valor real para el país excede la clasificación usual de estos enclaves, de acuerdo con los fines económicos (riego, acuicultura, turismo...) o sociales (abasto a la población, pesca deportivo-recreativa...).
NOTAS
3-Sánchez Roig, Dr. Mario, “La nueva fauna fluvial de Cuba”. Timón, La Habana, Volumen 1, Número 2, agosto de 1941, páginas 28-29.
4- Camp, Raymond R., The Collier’s Book of Hunting and Fishing, A. S. Barnes and Company, New York (1954), página 75.
5- González Pérez, Enildo, “La acuicultura al triunfo de la Revolución”, Mar y Pesca, La Habana, Número 357, Abril 2006, página 42.
6- INDER (Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación), Calendario de Recreación Deportiva 1969. INDER, La Habana (¿?), 1969.
7- León Almeida, Ismael: La picada de la trucha en Cuba, libro actualmente en preparación, del cual el presente trabajo es un capítulo.
8- "¿Truchas? ¿Lobinas? El pescador de agua dulce realiza sus sueños en los frescos y rápidos arroyos y lagos de Cuba. Estos han sido repletos de truchas, lobinas y otras especies, traídas pequeñitas de los Estados Unidos y protegidos debidamente por vedas. Levantadas estas periódicamente para los aficionados, estos arroyos ofrecen frecuentemente como pesca corriente, lobinas de diez a catorce libras de peso". Carteles, La Habana, Año 21, #4, 28 de enero de 1940.
9- Solar, Tony (Antonio González Solar), The guide to hunting & fishing in Cuba, 1958. Capítulo XXIII.
10- Granma, Resumen Semanal, 29 de enero de 1978, y Semanario Deportivo LPV, Año XVI, No. 815, 31 de enero de 1978, p. 14.
11- Para 1995: Carrión Molina, Francisco José, “Lago Zaza (Cuba). 2ª Copa Internacional de Pesca de Black-Bass”. En: Solo Pesca, Barcelona (España), Año 3, Número 29, noviembre de 1995, páginas 6-21. La cobertura de la III Copa Solo Pesca la realizó Ismael León Almeida para el tabloide Cuban Review: “Bass Internacional en aguas cubanas”, edición de abril de 1997.
12- Solar, Tony; obra citada.
13- Monpley, Briang R. y Homey, William D., “Estado de las poblaciones de Micropterus salmoides seleccionadas en la región central de Cuba”. Los autores pertenecen, respectivamente, a la Universidad de Texas, AxM, y al Texas Park and Wildlife. Datos tomados de una versión traducida del informe.
Ya en 1940 se menciona la trucha en una propuesta para incorporar la pesca deportiva a la oferta del turismo cubano (8). En 1958 se describe en un libro de enfoque turístico (9) la pesca deportiva de este centrárquido y los sitios más relevantes para realizarla. El verdadero auge turístico de la Lobina negra boquigrande sucede en Cuba a partir de la celebración del Torneo Internacional de pesca de la trucha en Laguna del Tesoro, en enero de 1978 (10).
El renacer de estos certámenes estuvo a punto de ocurrir en 1995 y 1997, cuando la revista española Solo Pesca trajo al país su evento internacional (11) Villa Clara, José Quintín Cardoso Gómez, tiene lugar en Hanabanilla el Torneo Todos Estrellas, con los campeones de la pesca de la trucha del momento y una pareja de canadienses que la entidad turística asociada logró incorporar. La oferta turística se originó en Laguna del Tesoro, ya conocida en los años de la década del 1950 (12) y fue ampliada a nuevos embalses, desde Laguna Grande, al occidente, hasta Protesta de Baraguá, en la región oriental, aunque el énfasis de la promoción parece haber estado todo el tiempo más centrado en Hanabanilla, Zaza, y La Redonda.
Tras un período de intensa explotación, que incluyen el turismo, los aficionados, el furtivismo y la pesca comercial incidental, la especie acabaría por mostrar un evidente declive. Investigaciones realizadas en el verano de 1993 por personal científico norteamericano intentaron dar respuestas a la declinación en la calidad de la pesca de la trucha que habían notado tanto biólogos como expertos en la actividad (13). El estudio, desarrollado en siete embalses, mostró tanto deficiencias en la condición de los ejemplares medidos, como en la estructura de las poblaciones.
Ya en 1998, por iniciativa de aficionados cubanos, se propusieron y aprobaron por al Comisión Consultiva Nacional del Ministerio de la Industria Pesquera las resoluciones 260 y 323, para contribuir a la conservación de la trucha, aunque su implementación práctica nunca ha sido definida.
El presente reporte no pretende ser más que evidenciar que la recogida de datos muy sencillos y el más elemental análisis estadístico pueden aportar criterios de valor, útiles indicadores para el manejo de especies y ecosistemas cuyo valor real para el país excede la clasificación usual de estos enclaves, de acuerdo con los fines económicos (riego, acuicultura, turismo...) o sociales (abasto a la población, pesca deportivo-recreativa...).
NOTAS
3-Sánchez Roig, Dr. Mario, “La nueva fauna fluvial de Cuba”. Timón, La Habana, Volumen 1, Número 2, agosto de 1941, páginas 28-29.
4- Camp, Raymond R., The Collier’s Book of Hunting and Fishing, A. S. Barnes and Company, New York (1954), página 75.
5- González Pérez, Enildo, “La acuicultura al triunfo de la Revolución”, Mar y Pesca, La Habana, Número 357, Abril 2006, página 42.
6- INDER (Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación), Calendario de Recreación Deportiva 1969. INDER, La Habana (¿?), 1969.
7- León Almeida, Ismael: La picada de la trucha en Cuba, libro actualmente en preparación, del cual el presente trabajo es un capítulo.
8- "¿Truchas? ¿Lobinas? El pescador de agua dulce realiza sus sueños en los frescos y rápidos arroyos y lagos de Cuba. Estos han sido repletos de truchas, lobinas y otras especies, traídas pequeñitas de los Estados Unidos y protegidos debidamente por vedas. Levantadas estas periódicamente para los aficionados, estos arroyos ofrecen frecuentemente como pesca corriente, lobinas de diez a catorce libras de peso". Carteles, La Habana, Año 21, #4, 28 de enero de 1940.
9- Solar, Tony (Antonio González Solar), The guide to hunting & fishing in Cuba, 1958. Capítulo XXIII.
10- Granma, Resumen Semanal, 29 de enero de 1978, y Semanario Deportivo LPV, Año XVI, No. 815, 31 de enero de 1978, p. 14.
11- Para 1995: Carrión Molina, Francisco José, “Lago Zaza (Cuba). 2ª Copa Internacional de Pesca de Black-Bass”. En: Solo Pesca, Barcelona (España), Año 3, Número 29, noviembre de 1995, páginas 6-21. La cobertura de la III Copa Solo Pesca la realizó Ismael León Almeida para el tabloide Cuban Review: “Bass Internacional en aguas cubanas”, edición de abril de 1997.
12- Solar, Tony; obra citada.
13- Monpley, Briang R. y Homey, William D., “Estado de las poblaciones de Micropterus salmoides seleccionadas en la región central de Cuba”. Los autores pertenecen, respectivamente, a la Universidad de Texas, AxM, y al Texas Park and Wildlife. Datos tomados de una versión traducida del informe.
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