LOROS: la
familia Scaridae

Por lo que recuerdo, los loros
son de las especies que frecuentan los fondos coralinos. Se destacan por sus intensos colores, grandes
escamas y notable tamaño de algunos ejemplares, que pueden alcanzar un metro de
longitud. Son herbívoros y se alimentan durante el día. Se pueden pescar a
cordel, dado que frecuentemente se hallan en áreas marinas inmediatas a la
orilla, pero últimamente en Cuba su captura es muy frecuente a manos de
aficionados a la caza submarina, que enfilan sus flechas contra todo lo que
hallen al alcance de sus escopetas; a algunos se les ha visto cazar en las
aguas inmediatas al área hotelera del barrio de Miramar usando tanques de aire
comprimido.
Los loros pertenecen a la familia
Scaridae, hay 14 especies registradas
en Cuba. Predominan colores verdosos o azulosos en ejemplares machos, y los
rojizos, carmelitosos o grisosos en las hembras. Sus propios nombres comunes y
científicos aluden a sus tonalidades:
Loro bembiazul Cryptotomus roseus
Loro esmeralda Nicholsina usta
Loro de medianoche Scarus coelestinus
Loro azul Scarus coerulus
Loro listado Scarus croicensis
Loro guacamayo Scarus guacamaia
Loro princesa Scarus taeniopterus
Loro reina Scarus vetula
Loro de lunar verde Sparisoma atomarium
Vieja lora Sparisoma aurofrenatum
Loro colirrojo Sparisoma crysopterum
Loro dientuso Sparisoma radians
Loro aletirrojo Sparisoma rubiprinne
Loro Sparisoma viride
Encuentro la siguiente nota: “La
importancia comercial de los loros no es grande, ya que no se les considera un
pescado de gran calidad para el consumo humano, además de que no existe arte o
pesquería cuyo objetivo sea directamente su captura” (Rodríguez, Andrés y Raúl Valdés: Peces marinos importantes de Cuba.
Editorial Científico Técnica, La Habana, 1987, pp. 123-125). Otro
dato que podemos aportar es poco agradable: el olor de los residuos
alimenticios hallado en los estómagos de ejemplares pescados es absolutamente
repulsivo.
El artículo de un pescador
aficionado, publicado en 1981, señalaba que alguna de las especies de esta
familia, llamadas comúnmente bullón y loro colorado, se debían pescar con
anzuelo pequeño, del número uno y preferentemente el soviético de pata larga, y
emplear reinal de alambre en precaución de la fortaleza y poder abrasivo de su
boca. Los hallaban en verano, en sitios donde abundaba una “vegetación pequeña,
de la cual también se alimentan” (Valdés, Rolando: “La pesca del bullón y el loro
colorado”. El Rascacio (boletín
informativo de los pescadores deportivos en la ciudad de La Habana), Año II,
Número 4, marzo de 1981), aunque sus carnadas preferidas serían los
mariscos. Entre otras, emplean el erizo, que siempre va a ser comido por el
loro, asegura el pescador, además de la cangrejilla y el camarón de río llamado
batata.
La fase lunar de cuarto
menguante, el “despunte” (sic) de marea y el horario matutino serían las
condiciones propicias para la pesca de este pez. Este come pausadamente,
triturando el alimento, por lo que el pescador debe estar concentrado para
clavar, pues suele el animal realizar una veloz escapada y expulsar el anzuelo.
Se llevaban a cabo pesquerías de loros en sitios costeros antes muy conocidos,
como la Playa de 16, Ferretero, Hijas de Galicia, Malecón y 23 y Cojímar.
Refiriéndose a una de las
especies de esta familia, comentaba el coleccionista don Antonio Parra en 1787:
“Este le llaman Guacamaya por tener el pico parecido al Guacamayo, y al mismo
tiempo mucha parte de sus colores. El largo de él una vara, aunque suele
haverlos mayores” (Parra, Don Antonio: Descripción de diferentes piezas de Historia Natural. Edición
facsimilar: Editorial La Habana, 1989, p. 54). Destaca también su
colorido: “La parte superior de la cabeza tiene un color obscuro, lo demás de
la cabeza rosado, parte del pecho interpolado de verde, y encarnado, la mitad
anterior del cuerpo color de canela obscuro; lo restante hasta el timón todo
verde, la raíz de las aletas verde, lo restante color muzgo: las aletas
jugulares color de sangre en su raíz, y muzgo en su restante, el timón obscuro,
lo que corresponde a los filamentos que forman la horquilla encarnado bajo, y
el borde de lo demás de la horquilla verde”
(Idem,
p. 55).
Siempre es un placer leer al
curioso y detallado Parra, cuyo libro es suficiente para honrar los inicios de
la ciencia ictiológica cubana, pero no es posible seguir adelante sin buscar en
los abultados y amenos tomos de la Ictiología Cubana del Dr. Felipe Poey y
Aloy. En la edición del año 2000, primera completa hasta hoy, monumento
bibliográfico debido a la paciente labor de Darío Guitart y sus colaboradores,
hallamos notas interesantes de la familia que el sabio del siglo XIX identificó
como Scaridi. Destaca el autor de la
obra premiada en 1883 con medalla de oro en la Exposición Internacional de
Amsterdam, que las numerosas especies de peces de este grupo se destacan por la
robustez de los huesos faríngeos, con los que trituran su alimento. Son
difíciles de distinguir entre sí, porque difieren con la edad y por las
insuficientes descripciones que de las mismas se habían hecho en la época. En
su comentario acerca de la guacamaya (Pseudoscarus
guacamaia, le llama), señala: “No es raro y crece hasta 3 pies; se pesca empleando de carnada plátano maduro”. De
otro loro, el P. coelestinus, dice
que “Es común y de tamaño grande. Su carne es ligera, poco suculenta; sus
cualidades no son sospechosas” (quiere decir que no tiene tendencia a la
siguatera). (Poey y Aloy, Felipe: Ictiología
cubana, Vol II. Editorial Imagen Contemporánea, La Habana, 2000, páginas
668-669).
De acuerdo con Guitart, nuestra
fuente más completa hasta hoy, la familia Scaridae
está integrada por cuatro géneros (Nicholsina,
Cryptotomus, Sparisoma y Scarus) y las dichas 14 especies. Los hay tan
pequeños como el C. roseus, sin nombre común, que no pasa de 8 centímetros de
longitud estándar, y tan grandes como el loro azul y la viejalora o guacamaya,
que llegan casi a un metro (Guitart, Dr. Darío J.: Sinopsis de los peces marinos de Cuba, tomo III. Academia de
Ciencias de Cuba, La Habana, 1977, pp. 579-596). Mucha carne, claro,
y eso siempre interesa al mercado.
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