10.5.13



La santa rabirrubia
La Rabirrubia (Ocyurus Chrysurus) es una de las especies más afincadas en la tradición piscatoria del cubano, y no menos que ello en su aprecio culinario. Fue de los peces que cautivaron a Don Antonio Parra cuando en 1787 ensambló su Descripción de diferentes piezas de Historia Natural, asegurando que era el pescado “que tiene más estimación”.
El sabio don Felipe Poey, que acentúa el rasgo alimenticio del pez, señalando que “es muy bueno frito, cuando es joven”, lo describe de colorido carmín en el dorso, vientre rosado, franja a lo largo y manchas en un “bello amarillo”, que tira un poco a verde. Guitart, seguidor en el siglo XX del maestro ictiólogo cubano, dice en cambio que el pez es “oliváceo violado”, pero en modo alguno debe entenderse como una contradicción, sino probablemente se trata de peces de diferentes edades, o colectados en sitios de diferentes características. Otros caracteres, descritos en el género, destacan la elegancia del cuerpo oblongo, el opérculo sin espinas, la boca pequeña con la mandíbula inferior algo adelantada, y la lengua áspera. La aleta caudal, bifurcada y de color amarillo, dan razón al nombre.
A mediados del pasado siglo, la rabirrubia poseía un intenso interés como pez deportivo y comercial, y probablemente los métodos habrían de ser los mismos en una y otra pesquería. En Semana Santa, algunos comerciantes y empleados públicos que amaban la pesca abandonaban La Habana para hacer un poco de vida jíbara en cayos y costas. El 26 de abril de 1957, en su página C-3, el diario El Mundo informaba que en ocasión del feriado religioso muchos aficionados de la capital se habían desplazado hacia los pesqueros de la costa norte de la provincia de La Habana y de las dos costas de la inmediata de Pinar del Río, donde tenían especial predilección por salir desde el puerto de La Coloma hacia la cayería de San Felipe. Entre las especies a cuya captura se dedicaban en esta época, la que más les interesaba parecía ser la de la Rabirrubia, por su abundancia, su carne y su viva picada.
Pequeños botes o cachuchas, que eran llamados chalanas en la costa sur, se empleaban en la pesca nocturna, en parte por razones económicas, en parte debido a que embarcaciones de mayor porte carecían de la maniobrabilidad necesaria para esta pesca. Aparte de los cordeles, un farol de luz brillante a bordo, además de engodo y la carnada –sardina o camarón-, eran aprestos necesarios.
Una verdadera joya de información es un artículo sobre la pesca recreativa de esta especie, publicado en 1982 en el boletín Rascacio por un pescador aficionado de la localidad capitalina de Marianao, nombrado Jorge Pipo Gutiérrez. Escribe que este pez “Habita en los cabezos interiores y en los veriles próximos a las costas y se les puede capturar desde dos hasta 25 brazas de agua. Prefiere fondos de ramajiales, aunque tambien se le ve en fondos de manchones y cabezos. Su peso varía desde un cuarto de libra hasta 12-14 libras., aunque es probable que se hayan capturado ejemplares mayores. La rabirrubia casi siempre presenta su corrida en el mes de abril, siendo el cuarto menguante la mejor fase de luna para su captura, aunque se puede realizar en otras fases, incluso en luna llena”.
Pica de modo súbito y violento la rabirrubia y el pescador marca la línea en el punto de su longitud a la que ocurre el primer toque. Luego los peces se acercaran de modo paulatino hasta ubicarse a comer a veces en la superficie.
En la entrevista realizada a Vicente Chávez Rodríguez, Cheche, en Boca de Camarioca, el destacado pescador recordó su participación en una competencia de la rabirrubia efectuada en la ciudad de La Habana, cuyo primer puesto obtuvo asimismo, con una captura de 72 ejemplares. El principal registro de récord de la especie Ocyurus Chrysurus en la pesca deportiva cubana fue un ejemplar de 7,0 libras capturado en 1985 a vara y carrete por el aficionado Norberto Pablo Arencibia, de la provincia de Pinar del Río, al oeste de la Isla.


1 comentario:

Fide la pesca dijo...

Aquí la pescamos en el litoral norte de la Habana-Matanzas, una gran cantidad de carnada de un tipo de sardina que se llama Bocón según el argot pupular aquí en la zona, picoteamos bastante y la utilizamos como engodo, naylon de 15 a 20 lb, si no hay corriente pescamos sin plomo de lo contrario con una laminita muy pequeña y corrediza, anzuelo No.2 recto, en mi poca experiencia me ha sido mas factible las noches oscuras y en el mes de junio e capturado ejemplares de hasta 5-6 lb mas de uno en una misma noche sin contar cantidades de las pequeñas. He tenido el placer de conocer pescadores que pasan días, semanas ,preparando el pesquero, engoando solamente sin tirar n solo naylon, ellos dicen que como animal al fin cuando se acostumbra a un lugar en el cual a la misma hora todos los días encuentra comida, esto le crea un hábito y llegan por cientos. saludos Matanceros.